Hablemos de Educación es una iniciativa del Programa de Investigación Observatorio de la Educación Nacional y Regional, la cual tiene por finalidad principal desarrollar un espacio permanente de discusión y debate en torno a los diversos problemas que hoy afectan a la educación costarricense y al sistema educativo nacional. Se busca promover y facilitar la más amplia participación de los diferentes actores (institucionales, académicos, ciudadanos) interesados, de manera tal que se pueda contar con las opiniones y puntos de vista de todas las personas y organizaciones que, situadas en sus respectivos contextos sociales, organizativos e institucionales, así lo estimen pertinente. Se parte de la premisa de que la educación es un asunto de amplio y profundo interés colectivo, razón por la cual, su fiscalización, evaluación y mejora pasa por la participación ciudadana y por la toma en consideración de las percepciones y visiones de todas las instancias sociales, políticas e institucionales interesadas.
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La educación no consiste únicamente en poner a disposición de la sociedad una determinada oferta de servicios educativos; un determinado proyecto educativo. Esta es, desde luego, la representación formal y común que se tiene de la educación. Pero en su base, más allá de tal representación, la educación es sobre todo la expresión de una relación sistémica y programática con la cultura, el sistema económico/productivo, la institucionalidad de un país (pública y privada, material y simbólica).
Para cualquier país y sociedad, desde que la educación fue institucionalizada y quedó a cargo y bajo control del Estado (mediados del siglo XIX, poco más o menos), pasó a ser entendida y valorada como un factor fundamental para el desarrollo de las sociedades y de los países. De manera general, desde entonces se le atribuyó a la educación la condición y cualidad de ser la potenciadora de las disposiciones cognitivas, culturales y axiológicas que hacen posible la ampliación y el fortalecimiento de las capacidades humanas y sociales que se requieren para el desarrollo económico y productivo; la generación de saberes científicos y tecnológicos; la tecnificación de la fuerza de trabajo; la inculcación de actitudes y disposiciones de compromiso con los procesos de la “modernización” económica e institucional de la sociedad y, también, con la integración de todos los sectores de la sociedad en los procesos de institucionalización de una visión de país y de una identidad nacional compartidas.
En el contexto de la globalización, la educación pasó a ostentar un renovado interés para muy diversos actores: nacionales, regionales, multilaterales; públicos y privados. Dicho interés está relacionado, sobre todo, con el intensificado papel que el conocimiento científico y tecnológico pasó a tener como componente sustantivo para la producción industrial, el desarrollo económico y para los mercados de trabajo. Iniciada la década de 1990, emergieron distintas nuevas propuestas sobre la educación, que subrayaron en promover y auspiciar reformas educativas acordes con las demandas de perfiles laborales y profesionales que la globalización económica y los mercados laborales emergentes requerían, aspecto que ha permeado la calidad de la educación en general, ya que se favorecen los saberes prácticos, por tanto es importante pensar desde donde se construye el discurso de la educación y cómo se promueve una cultura de la educación, ya que muypoco se logra con que las personas aprendan bien el dominio de una técnica u otra, si en definitiva solo están siendo instruidas y no educadas. Adicionalmente, es preciso también que quienes tienen a su cargo la toma de decisiones en el sistema educativo, presten mayor atención y concedan a la investigación educativa universitaria la importancia que ésta tiene.
La exclusión educativa está íntimamente asociada con situaciones de desigualdad social estructural. Existe una relación de circularidad perversa entre la exclusión social y la exclusión educativa. En Costa Rica, de igual manera que sucede en otros países, la exclusión presenta proporciones alarmantes, entretanto que las desigualdades sociales tienden a ensancharse. Es un problema, además, que se focaliza de manera más intensiva en algunas regiones y localidades geográficas del país. En el plano de la educación, siendo la exclusión un problema de naturaleza multicausal, en el discurso oficial gubernamental y en la política educativa, sin embargo, no es raro que la complejidad y la magnitud que le caracteriza carezcan de una adecuada atención y reconocimiento. Tomando en cuenta los factores externos y endógenos al sistema educativo que intervienen en generar la exclusión, se requiere de políticas públicas integrales que atiendan a profundidad el problema y que, a la vez, propicien la participación organizada de la ciudadanía y de las comunidades en la búsqueda e implementación de las soluciones que se requieren.
En Costa Rica, la reforma del sistema educativo impulsada a partir de la aprobación del EDU-2005 en la década de 1990, pese a haber concretado logros importantes en materia de cobertura, no ha logrado sin embargo resolver los problemas de la inequidad y la exclusión. Las desigualdades que el sistema educativo muestra en diversos aspectos (infraestructura, dotación de equipo y recursos didácticos, calidad de la formación docente, calidad de la educación y acceso educativo a una educación de calidad), tal y como se presenta hoy el panorama en Costa Rica, no permiten hablar sino de la existencia de una situación que se podría calificar como de inclusión excluyente, de inclusión inequitativa y de cobertura con inequidad.
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